*Por Sofía Marlene Cárdenas (soberania.psiclica@gmail.com)
Ser seres sociales implica muchas cosas, pero sobre todo saber que permanentemente nos estamos vinculando con el entorno y otras personas. Otras personas que también sienten y piensan.
Entonces ¿Cómo sería pensarnos “responsables” en nuestra forma de vincularnos? ¿Solo aplica a relaciones “casuales” o sexoafectivas?
Comenzaré desarmando el término “responsabilidad afectiva o emocional”: básicamente apunta a “hacernos cargo” de la forma de vincularnos con lxs demás. Este concepto, muy utilizado actualmente, aplica para todas las relaciones humanas, y tiene que ver con visualizar que, más allá del nombre del vínculo, del otro lado hay una persona. Es importante diferenciar: no es hacernos cargo de las emociones de lxs demás, sino de lo que surge del vínculo establecido.
Otrxs autores también prefieren hablar de una “ética afectiva”: “Se trata de encontrar otros tiempos, no de evitar la angustia, sino de saber que unx va a estar ahí con ese otrx para cuando aparezca (…) hacerse cargo de cómo afectan las decisiones, palabras y acciones que tomamos. Y también no silenciarse, expresar lo que molesta y estar preparadx para posibles cambios” (Larriel,2019)
¿Qué sería no ser responsables emocionalmente? No respetar el cuerpo del otrx, hacer “uso” de las personas como si fueran objetos sin consenso previo, sin voz ni voto, ignorar o desaparecer de la nada, dar por supuesto, no propiciar los cuidados, etc.
El famoso “no somos nada” no nos aleja del compromiso y la posibilidad de poder ser empaticxs. En pos de que lo casual no se convierta en “chatarra” o descartable, podemos pensar que, desde esta visión, sería importante:
- Ser honestxs con nuestros sentimientos y expectativas
- Estar dispuestxs a dialogar
- Reconocer mis límites y los de la otra persona
- Identificar las consecuencias de mis acciones
Cuidarte a vos y cuidar al otrx.
*La autora de la nota es educadora, psicóloga y sexóloga (MP 4232).