Foto: Los Andes
La partida del poeta deja un vació enorme en las letras mendocinas y en la canción popular
“Decir adiós en Mendoza es cosa bien complicada. Porque no basta el camino para intentar la distancia. Y si el cariño ha tenido cercanía de montañas, no hay soledad que se quede tranquila con recordarlas. Y si al mirar a la noche una copla enamorada de golpe prendió su estrella en los flequitos de alma. No habrá otra copla en el tiempo que la iguale en esperanza….”. Así son los poetas, sensibles hasta para dejarnos un texto de despedida que también podía ser usado para él. Esta tonada titulada Decir adiós en Mendoza, con poesía del propio Jorge y música de Daniel Talquenca, se me representa ahora como un testimonio de la nostalgia, la misma que nos deja la partida de los artistas admirados.
Y no se me ocurre otra forma de decirle hasta siempre sino cantando, celebrando su obra y atesorando en mi alma el hecho de haber sido invitado por él a compartir el escenario en tantas noches.
Murió Jorge Sosa y en muchos posteos en las redes sociales se lee “ya no será lo mismo el otoño en Mendoza”, y cuánta razón tienen. Porque el poeta nacido en Zavalla, provincia de Santa Fe, nos regaló una mirada identitaria de esta estación del año que se transformó en un verdadero himno. Lo maravilloso de esa poesía, es que la muerte no podrá con él, porque cada 21 de marzo el compadre renacerá y será eterno.
Un adiós sin lágrimas
“Y si el beso fue inspirado por ruidos de acequias mansas, como olvidar que ese beso se fue a crecer el mañana. Por eso, aunque sea cierto que hay caminos que separan, Decir adiós en Mendoza es cosa bien complicada. Y no es cuestión de un saludo de tristezas ni de lágrimas ni de andar teniendo a mano un pañuelo de nostalgia. Yo que he partido cien veces ya me aprendí la enseñanza, decir adiós en Mendoza es cosa bien complicada…”, nos pide el poeta al marcharse. No será sencillo, pero habrá que intentarlo. Por suerte tendremos a mano la tonada para traerlo una y mil veces, y en ella, ya se sabe, al nombrarlo en el cogollo, el vino dirá presente para celebrarlo.
Te devuelvo el cogollo, compadre
Recuerdo que en el año 2003 iba a grabar Decir adiós Mendoza, que hasta ese entonces solo tenía solo esas dos estrofas que transcribí en esta nota. Me parecía que le faltaba el cogollo, sin dudas la mejor forma para despedir a alguien. Les pedí autorización a los autores para incluir uno en la canción, pero al Jorge, además, lo perseguí para que fuera él quien lo escribiera. Lo logré un sábado al mediodía en un asado de fin de cosecha en la finca del Hermes Fiore. Ahora lo traigo a la memoria para decirle vuela alto, poeta, y gracias por tanto.
“Uno lleva a los amigos al centro de la guitarra, por un cielo de cogollos que paga el tinto del alma, nadie se va de mi tierra sin beberse la esperanza. Decir adiós en Mendoza es cosa bien complicada. Hace falta que la noche salga a estrellarse en las parras y le ponga nombre propio al que enfrenta la distancia. Jorge Sosa quiero que sepas que aquí queda la nostalgia esperando por tu vuelta y diciendo en la tonada, Decir adiós en Mendoza es cosa bien complicada”.
Por Roberto Mercado