*Por Roberto Mercado (romercado1962@yahoo.com.ar)
El logro alcanzado por el dúo oriundo de Montecaseros debe servir como ejemplo a seguir por la cuyanía.
El tiempo pasa y no borra la huella dejada por uno de los dúos más importantes que la Zona Este de la provincia dio a la música cuyana, Los Reales. Andrés Sfredo -primera voz y segunda guitarra- y Oscar Domínguez -segunda voz, primera guitarra y requinto-, se unieron allá por 1973, en el distrito de Montecaseros, San Martín, logrando una trayectoria que hasta el día de hoy es recordada y admirada.
Si bien la trayectoria no fue extensa en años, el tiempo que compartieron juntos les permitió alcanzar éxitos muy importantes y codearse con las más grandes figuras del canto folklórica de los 70 y 80. De todo ello rescataremos el mayor logro obtenido, la Revelación del Festival Nacional de Folklore de Cosquín del año 1981.
Lo acontecido antes y después de aquel enero merece ser recordado y puesto en valor, en especial en estos tiempos en que la necesidad del éxito urgente al que apelan muchos artistas jóvenes, les hace perder el rumbo y dejan de lado el esfuerzo y profesionalismo que requiere un todo camino artístico.
Por consejo paterno
El pilar más firme para ese momento fue el padre de Oscar, quien los entusiasmó a que se presentaran en el Pre Cosquín de 1978, subsede San Juan, porque estaba seguro de que representarían muy bien a la música cuyana. Lo hicieron con un gran sacrificio y muy escasos recursos que privaron al dúo de llegar al escenario mayor. De San Martín a Villa María, Córdoba, viajaron en un camión de un amigo. Allí bajaron valijas y guitarras con una ilusión enorme de llegar al festival. Por el dinero muy escaso, intentaron seguir “a dedo”, pero pasaron varias horas y no los alzaba nadie. Llegaron 30 minutos tarde del horario en que debían presentarse por lo que fueron descalificados.

En 1981 insistieron, esta vez por la subsede de San Martín, Mendoza, y con otras condiciones, además del enorme deseo de estar nuevamente en el Atahualpa Yupanqui. Ganan su noche en el rubro dúo vocal llegando a la final con Carrizal dúo, de la provincia de Córdoba. Fueron con mucho ensayo encima y la plaza mostró su agrado por la presentación. Después, ya de forma privada y en un hotel de la ciudad coscoína, se realizó la final, donde el recordado Alfredo Ábalos sostenía que cualquiera de los dúos podía alcanzar la Revelación de ese año.
Actuaron para el jurado un día miércoles, interpretando una Selección de temas cuyanos y la cueca Si sabís templar las cuerdas, de Oscar Valles y Buenaventura Luna, y tuvieron que esperar hasta el fin de semana para saber el resultado. Llegada la noche del domingo empezaron a sospechar que algo pasaba porque detrás del escenario, periodistas de la entonces ATC los entrevistaron, filmaron y sacaron fotos, enterados estos de que habían obtenido el premio mayor. Los Reales habían sido coronados como la Revelación.
En carpa y con lo justo
Andrés y Oscar no se avergüenzan al reconocer que ellos se tuvieron que quedar en Cosquín con muy pocos recursos, ante la posibilidad latente, ya que el resto de la delegación de la provincia retornó. Dormían en una carpa y comían galletas con picadillo de carne para estirar los pocos pesos que tenían. La ilusión podía más.
El domingo vino acompañado de la satisfacción por el sueño alcanzado y el pago de una suma de dinero que atenuó las prohibiciones de la semana.
Inmediatamente fueron convocados para realizar una serie de conciertos en Buenos Aires, como el programa Argentinísima, otro en ATC, hicieron un Luna Park junto a los más grandes artistas de la época como Eduardo Falú y Ariel Ramírez, entre otros. Todo fue realizado con mucho esfuerzo y dedicación.
Previo a ello, Los Reales tenían una nutrida agenda de programas de radio, peñas y festivales, no solo en la provincia, sino en San Juan y San Luis también, por lo que lo alcanzado fue como consecuencia de lo hecho antes.
Consideraban que el camino era el ensayo y el esfuerzo constante. La principal preocupación era hacer destacar las voces, ya que habían logrado un sonido muy afiatado, con matices y colores de gran calidad. En lo instrumental, con dos guitarras y, a veces, un requinto, sobraba.
Los Reales dejaron una huella imborrable en el canto popular de la región. Talento, más esfuerzo y dedicación, dan por resultado el éxito soñado.