*Por Roberto Mercado (romercado1962@yahoo.com.ar)
Con dos conciertos memorables se celebró los 40 años de la aparición de un movimiento que hizo historia
“Usted que está allí, nosotros arriba, la calle de escenario, digamos que es necesario, actuar para vivir.”, sentencia una de las obras en la que Fito Páez como autor y Juan Carlos Baglietto en la interpretación sintetizan las razones de la gestación de uno de los movimientos más resonantes de la canción popular argentina, La Trova Rosarina.
Junto a ellos Adrián Abonizio, Rubén Goldín, Silvina Garré, Lalo de los Santos, Jorge Fandermole y Fabián Gallardo, cada uno por su lado, desarrollaban una frenética actividad creativa que iba engrosando un repertorio que necesitaba volar para llegar a la gente. Y lo hizo a través del disco Tiempos difíciles, de Baglietto, editado a principios de 1982, que logró un éxito rotundo, refrendado luego con otro long play del mismo Juan Carlos a fin de año titulado, precisamente, Actuar para vivir.
A partir de eso la prensa los identificó inmediatamente con un movimiento, los bautizó y los difundió masivamente. Hoy, a 4 décadas de ese momento, todos los integrantes reconocen que nunca tuvieron esa intención colectiva porque sólo los motivaba el hecho creativo, pero sucedió y se reunieron el 18 y 19 de marzo en el Anfiteatro Humberto de Nito de la ciudad de Rosario para celebrarlo en dos memorables conciertos.
De regreso
Tiempo del Este fue testigo privilegiado de este festejo, invitado por la producción del concierto y por el programa radial Huellas, que conduce el periodista Pedro Robledo en Radio 2 de Rosario. La noche del viernes se puede resumir en lo siguiente: La Trova Rosarina logró que una poesía de alto vuelo viajando en célebres melodías con base en el rock, el tango, el jazz, el pop y el folklore, sea popular.
Así lo demostró el público que colmó el anfiteatro coreando y aplaudiendo a rabiar cada una de las canciones que sonaron en las 2 horas del concierto. Con Juan Baglietto como anfitrión se abrió el telón imaginario para comenzar la celebración con Mirta de regreso, solo con su guitarra, y la conmovedora Era en abril, a dúo con Silvina.
Luego subieron Marco Pusineri en batería y Sergio Sainz en bajo, músicos de aquel primer disco, más Rubén Goldín, para interpretar otras canciones de aquella placa. Inmediatamente se sumaron Adrián, Jorge y Fabián para conformar el sexteto vocal que, junto a la banda integrada por Julián Baglietto, Adrián Charras, Juancho Perone y Guido Martínez repasaría parte del enorme repertorio que el grupo fue creando a lo largo de estos 40 años.
En el final hubo un emocionante homenaje a Lalo de los Santos, con su clásico Tema de Rosario, y al recientemente desaparecido conductor televisivo Gerardo Rozín, con la bella canción Las cosas tienen movimiento.
La despedida no pudo se tal, hubo que hacer 4 bises para recién calmar en parte el deseo del público de que la noche se prolongara tanto como la obra que La Trova ha legado.
De la sospecha a lo cierto
En charla previa con Adrián Abonizio nos dijo que: “Es sospechosamente bueno que hablen bien de uno”, por lo logrado a lo largo en este tiempo.
“Éramos unos muchachones, porque había muy pocas chicas ya que pocas veces se les permite el rol de autoras y compositoras. No nos interesaba perder el tiempo drogándonos, alcoholizándonos o ir a un baile, entonces en esos casos uno funda un club de barrio, en un campito arma una cancha de fútbol o, si te gusta la música, arma un grupo, entonces empezamos a competir cordialmente entre nosotros para ver quien armaba más rápido y mejor un grupo. En esa competencia leal entre nosotros nos dimos cuenta que en un año habíamos logrado cosas que antes no pensábamos y que queríamos crear nuestra propia cultura, nuestra propia forma de decir, de contar y cantar. Y bueno salió todo así. Sabíamos que algo iba a pasar, pero en ese entonces eran saltos al vacío. Era eso o nada.
Yo creo en lo energético. Hay personas que tienen un imán que es invisible, como todo poder de atracción que uno no sabe cómo explicárselo y con Baglietto uno se daba cuenta que había canciones que le convenía cantar a él. Si Juan no hubiese existido no sé qué habría pasado entre nosotros, tal vez nos hubiésemos disgregados”.
La Trova Rosarina celebró los 40 años y lo hizo con un concierto para la historia que demostró la vigencia, no solo de la fantástica obra creada, sino también la de sus integrantes.