El cantautor lavallino se volvió a presentar ante su público repasando parte de su obra creativa
* Por Roberto Mercado (romercado1962@yahoo.com.ar)
“El día que la tonada cubra el umbral de mi casa me abrazaré a mi guitarra para curar mi nostalgia y borraré con mis versos el silencio de la noche. Porque nombraré a mi tierra, a la hermosa, la cuyana, la que crece entre las viñas perfume de tierra arada y se hace cumbre el paisaje en sus montañas nevadas….”, recita Félix Santos Morán preludiando su obra El sol de mi tonada. Y con ese decir poético volvió una noche a cantar al departamento de San Martín, a rencontrarse con sus amigos y a dejar un manojo de canciones, muchas de ellas, nacidas de su pluma.
Y fue inevitable un repaso por tantos recuerdos que lo marcaron para siempre al recordar sus años vividos en la Zona Este de nuestra provincia, como parte de su familia que aún vive por estos lados, sus 7 hijos y los grandes momentos vividos en su destino cantor.
O sus comienzos con la guitarra, a los 4 años con su hermano Fortunato, cuando a la siesta se le subía a caballo del pecho y éste le enseñaba a cantar la tonada que dice: “mi bella Santa María, qué lejos me encuentro yo, he de volver algún día porque aquí dejé mi amor”.
Después fue el momento de mostrar su gran respeto por los cantores y guitarristas sanmartinianos, como Oscar Domínguez, Roberto Merletti, Raúl Vega, Chicote Morales, quien más lo acompañó, también a José Molina y el Trío Yaraví, a quienes considera sus amigos y les agradece que todos hayan, alguna vez, interpretado una canción propia.
Los maestros presentes
Pero el trovador quiso ir más atrás en el tiempo y recordó a quienes fueron sus referentes, como Félix Dardo Palorma, Antonio Tormo, Ernesto Villavicencio, Armando Tejada Gómez, Tito Francia y el sanmartiniano Alfredo Barrionuevo.
En ese balance sobresalen 25 grabaciones y una gran cantidad de obras aportadas al cancionero popular y que han formado parte del repertorio de notables cantores como Alfredo Ábalos, por citar solo uno, quien le grabó su clásica zamba Homenaje al cantor.
Esa faceta creativa no ha menguado por lo que se encuentra proyectando la grabación de dos discos, uno acompañado de 4 guitarras y un sonido bien cuyano, y otro con otras músicas donde incluirá una canción dedicada a Lionel Messi, a la vez que promete escribir una tonada nueva con el título de La huella, porque la soñó y ahora quiere darle forma.
La herencia familiar
Con la emoción de la nostalgia, Félix Santos Morán evocó a sus padres. De madre con 18 hijos, doña Juana Francisca Morán, y a su padre Justino Pastrán, considera que en ellos está su origen de cantor y poeta. Así lo destaca en otra parte del texto que presenta la El sol de mi tonada, cuando dice: “Te cantaron mis abuelos, eran tonaderos de alma. Creció el verso en sus poetas nombrando a sus verdes valles donde se alzan majestuosas sus sombrías arboledas y se riegan sus viñedos con sus ríos caudalosos. El hombre sueña su niña, juguetona, enamorada y se hace guitarra en silencio y con ella la tonada”. Para luego empezar cantando: “Yo tengo una tonada mendocina, la tierra de mi madre, cuyanita. Me cultivó en su entraña de cuyana y me trajo a la vida, de tonada…”
Félix Santos Morán volvió a cantar en San Martín y trajo de acompañante a los recuerdos.

Homenaje al cantor
Letra y música: Félix Santos Morán
Zamba de los cantores
qué lindos recuerdos
esos de antaño.
Por qué se nos fueron
esos que un día
trasnochando sueños
nos alegraron.
Ay!, miren qué sorpresa
si un día volvieran de serenatas,
golpeando sus bombos
soplando quenas,
envuelto en susurros
de sus guitarras.
Donde se fue Don Hilario
Don Buenaventura
y el Chacho de Cuyo
Alfonso guitarras
Hernán de las almas
Cafrune de coplas
Gardel de mi patria.
Así los recuerdo
cantando esta zamba
y se me hace ver
pañuelos que la bailan.
Noches, cielos azules,
enamorada luna su luz de plata
evocaron cantares de mi Argentina
y hacia los cuatro rumbos hicieron patria.
Cómo no recordarlos
los va nombrando el viento
en la misma pampa.
Van levantando el polvo de los caminos
y se vuelven guitarras de madrugadas.