Elina Fernández Fantacci se encuentra descansando en la costa uruguaya, pero lo mismo se hace un tiempo para atender el llamado de Tiempo del Este y conceder una entrevista a nuestro medio. Habló de su infancia, sus recuerdos, su adolescencia y de su carrera. Pero también a su feliz presente a casi dos años de su matrimonio.
Si bien hace doce años que dejó Santa Rosa para afianzar sus estudios y su carrera profesional como modelo profesional, guarda frescos recuerdos de su niñez y adolescencia, por lo que aprovecha para revivirlos cada vez que vuelve a Las Catitas y se encuentra con familiares y amigos.
Guarda una relación entrañable con sus padres, el comerciante Alfredo Fernández y la docente Claudia Fantacci y también con su hermano Leonardo “al que amo con todo mi corazón”. Nacida el 3 de junio de 1990 bajo el signo de Leo, reconoce que “tengo más afinidad con cáncer”.
Los estudios iniciales los recibió en la Escuela Angelina Arenas Raffo “de la que guardo mis mejores recuerdos. Hasta el día de hoy tengo comunicación con mi maestra de primer grado, Alejandra Cano, quien es una docente que me marcó la infancia y también estoy en contacto con compañeros de la escuela primaria y de la secundaria”, que curso en la Francisco Croce.
Con sus ansias latentes por el modelaje artístico, ingresó en la escuela de Gabriel Canci antes de trasladarse a Buenos Aires y realizar allí cursos de perfeccionamiento: ““He trabajado mucho y lo voy a seguir haciendo, porque la carrera de la modelo es como la del jugador del fútbol, tiene etapa de terminación” reflexiona. Su agenda de trabajos la han llevado a Asia y a Europa, aparte de ser una figura reconocida a nivel nacional, para promocionar distintas marcas, como la de Gabriel Lage.
Su figura de modelo profesional, se ha visto reflejada en afamados portales y revistas, pero eso a ella no le distorsiona su visión: “Sé de dónde vengo y también a qué lugar quiero ir”.
Ha estudiado Licenciatura en Comunicación de la UNCuyo y recuerda los extensos viajes desde Las Catitas hasta la ciudad de Mendoza. Ya radicada en Buenos Aires luego siguió su carrera en la UBA. “La educación es un pilar fundamental de la vida y yo se la debo toda a mis padres”, puntualiza.
Preocupada por la situación del país
Preocupada por la situación del país, considera que “ya no se puede vivir dignamente solo con planes y subsidios, pero aún cuando la vida es difícil, si uno se esmera se puede superar. Estamos atravesando una generación de personas que está en el confort de ese sistema pero que acota su potencialidad. Porque te pueden ayudar, pero no indefinidamente”. Y ejemplifica que “Estados Unidos, como medida excepcional, decidió quitar el pasado 25 de septiembre, los planes que había establecido para morigerar la pandemia”.
No esconde su desencanto con la política nacional: “La creación de trabajo dignifica, pero los partidos políticos mayoritarios, como kirchnerismo y macrismo, solo están preocupados por ganar elecciones pero no de generar fuentes de trabajo” y se esperanza con que algún día pueda llegar una tercera opción que zanje la grieta que divide el país.
“Estoy atravesando un momento muy feliz”
De su relación con Eduardo Costantini (74), asegura que “en febrero cumplimos dos años de casados y estoy atravesando un momento muy feliz, que llegó cuando estaba muy enfocada en mi trabajo. El amor derriba a los mitos, pero cuando existe el amor, no importa la edad, que es un número y menos los que dice la gente. Y hay que vivir de la mejor manera. Nosotros disfrutamos con Eduardo este amor, lo vivimos intensamente, porque son decisiones de Dios y no sabemos hasta cuándo”.
Sobre el empresario, reconocido coleccionista de arte y fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) dice que “él me motiva en todo, me acompaña, le ha tomado el gusto de ir a los desfiles. Y es una iniciativa que surgió de Eduardo. A veces desde la pasarela las modelos no nos damos cuenta quién está en el público, pero yo sí, porque es Eduardo el que primero empieza a aplaudir”, expresa con su sonrisa espontánea.
Así fue la entrevista con Elina, que fue de su añoranza por la idiosincrasia santarrosina, de su trabajo y su feliz presente como esposa de Eduardo Costantini, en un agradable diálogo que tendrá –seguramente- una segunda parte.