El pontífice argentino falleció este lunes en el Vaticano. Su muerte se produjo apenas 24 horas después de bendecir a los fieles desde el balcón de la basílica de San Pedro. Su legado marcó una etapa histórica en la Iglesia católica.
El papa Francisco falleció este lunes a los 88 años en la residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano. La noticia fue confirmada a través de un comunicado leído por el cardenal Kevin Farrell: “Esta mañana, a las 7:35 (hora de Roma), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”.
La muerte del pontífice argentino, Jorge Mario Bergoglio, se produjo apenas 24 horas después de lo que sería su última aparición pública: durante la celebración de Pascua, el domingo, saludó desde el balcón de la basílica de San Pedro y pronunció una breve bendición “Urbi et Orbi” ante miles de fieles que se congregaron en la plaza vaticana. Con la voz debilitada, deseó “felices Pascuas” y llamó a la tolerancia y a la libertad de pensamiento. Más tarde, recorrió en vehículo las calles aledañas al Vaticano. Antes había recibido de forma privada al vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance.

El Papa en su última audiencia pública, ayer, junto al vicepresidente de Estados Unidos.
Francisco había sido dado de alta el pasado 23 de marzo, tras permanecer 38 días internado por una neumonía bilateral. Su estado de salud era delicado, y según fuentes vaticanas, enfrentó complicaciones graves durante su hospitalización. La enfermedad, originada en una bronquitis, derivó en un cuadro severo que afectó su corazón y riñones.
El papa asumió su pontificado el 13 de marzo de 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. Fue el primer latinoamericano y jesuita en liderar la Iglesia católica. De origen argentino, había sido arzobispo de Buenos Aires antes de ser elegido Sumo Pontífice.
Hijo de inmigrantes italianos, Jorge Bergoglio nació en Buenos Aires en 1936. Desde sus primeros años en la parroquia del barrio Flores hasta llegar a ser arzobispo y luego papa, siempre se mantuvo fiel a su misión pastoral.
La muerte de Francisco marca el fin de una etapa histórica para el Vaticano y para la Iglesia católica. Su legado, atravesado por gestos de humildad, reformas internas y un marcado mensaje de apertura, permanecerá como una huella profunda en el siglo XXI.
El proceso para elegir a su sucesor comenzará en los próximos días, pero su legado ya forma parte de la historia de la Iglesia y del mundo.